A los seis años, la pintura llegó a la vida de Porfirio Juárez, artista plástico originario de Oaxaca de Juárez, cuna de grandes artistas y semillero de talentos en diferentes disciplinas, pero sobre todo en la pintura.
Encontró su pasión en el dibujo, al descubrir las formas de su entorno, temática que transporta al lienzo, acrílico, la encáustica (técnica que se caracteriza por el uso de la cera como aglutinante de los pigmentos, cuya mezcla es densa y cremosa), utilizando una paleta de gamas intensas que desbordan el color, dejando una huella profunda en cada una de sus obras.
“Desde la secundaria hacía dibujos y los dedicaba a mis amigos, en la preparatoria ya hacía pinturas al óleo y en la carrera de Arquitectura también ya pintaba y vendía mis obras, llegando, actualmente, a distribuirse por diferentes ciudades del país y en Estados Unidos”, comenta en entrevista.
Porfirio Juárez, quien se describe como un artista colorista figurativo, afirma tener una fuerte influencia del pintor oaxaqueño Rufino Tamayo, ya que además de imprimir el colorido tan característico del maestro, se ha enfocado en resaltar en sus cuadros las tradiciones oaxaqueñas, entre ellas: la comida, la música, La Guelaguetza, la arquitectura, pero con su propio estilo “no copiado”, subraya el artista.
El arquitecto de profesión recrea también imágenes y recuerdos de su niñez como máquinas de coser, vasijas, ollas, animales, como los toros que están muy presentes, y personas que han marcado su vida; todo queda plasmado en sus obras de arte que llegan a distintos puntos de México y que también han cruzado la frontera.
El pintor oaxaqueño recuerda que fue difícil encontrar una temática, sin embargo, al pasar por diferentes talleres y hablando con los maestros le aconsejaron remontarse al pasado, a su niñez, a sus momentos felices y a su entorno.
“Regresar a mi pasado es recordar a mis abuelos, a los animales de campo, la milpa, la siembra, lo verde de los pastizales, todo eso lo recuerdo y voy hilando para armar los escenarios llenos de recuerdos de infancia”.
Por su trabajo artístico Porfirio ha estudiado y expuesto en los talleres de la Casa de la Cultura Oaxaqueña y el Taller Rufino Tamayo, ha tenido exposiciones colectivas en el Museo del Ex Convento de Yanhuitlán, Casa de la Cultura Oaxaqueña, así como venta de obra para colecciones privadas en Estados Unidos y distintos estados del país; además, ha tenido obra en subasta a beneficio de instituciones de medicina, ha sido juez en concursos de dibujo libre en escuelas técnicas y apoyando a niños de bajos recursos en comunidades del estado a través de fundaciones.
El artista plástico actualmente vive en la zona norte de la ciudad de Oaxaca, en donde todavía no se ven grandes construcciones, son terrenos de siembra y pastizales pegados a la Sierra Madre, ubicado a 15 minutos del tumulto céntrico de su ciudad y en donde es basta su fuente de inspiración.