Hoy el AGN es la casa de la memoria histórica de México y el órgano líder y asesor en gestión documental y administración de archivos.

El AGN es la institución encargada de conservar y difundir el patrimonio documental de la nación que da cuenta del desarrollo histórico de nuestro país y que aportan evidencias de los sucesos más trascendentales que han marcado nuestro andar como sociedad.

Antiguamente el AGN fue conocido como “El Palacio Negro de Lecumberri”, el edificio que albergó la antigua carcelaria del país se inauguró el 29 de septiembre de 1900, durante el gobierno de Porfirio Díaz; en la zona oriente de la Ciudad de México. Desde ese año y hasta 1976 funcionó como penitenciaría. El origen arquitectónico fue la Reforma al Código Penal de 1871; dando como resultado la elaboración del proyecto por parte del arquitecto Lorenzo de la Hidalga e iniciando los trabajos de su construcción en 1885 por los ingenieros Antonio Torres Torija, Antonio M. Anza y Miguel Quintana.

En su trabajo «Paralelo de las penitenciarías” Lorenzo de la Hidalga comparó diferentes tipos de panópticos, retomando la idea original del filósofo inglés Jeremías Bentham. El edificio se ideó con base en ese modelo, es decir, una rotonda o cuerpo central poligonal destinado a la seguridad de la penitenciaría y un radial conformado por galerías en forma estrellada que convergen en el espacio central, en el cual se erigía una torre destinada a la vigilancia de todo el penal.

Uno de los acontecimientos históricos más destacados que involucran al edificio es sin duda el asesinato del entonces presidente y vicepresidente Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, quienes previamente fueron forzados a firmar la renuncia de sus cargos político, hacerlos prisioneros y asesinarlos a solicitud de Victoriano Huerta. A la llegada a Lecumberri, fueron abatidos con disparos en la cabeza y sus cadáveres fueron enterrados en la parte trasera del edificio

El Palacio Negro de Lecumberri se ganó el adjetivo a fuerza de atrocidades y por un color negruzco que tornó negra la fachada al estar expuesta a un canal de desagües. La cárcel, que debía albergar unos 900 prisioneros, sobrepasó los 7.000. Algunas celdas, de dos por tres metros, llegaban a tener treinta reclusos, ahí nacieron los “vampiros”: presos que tenían que dormir de pie por falta de espacio y se ataban con sus ropas o con sábanas a los barrotes para no caerse durante el sueño, solo el más fuerte de cada celda disfrutaba del camastro.

Juan Gabriel, el cantante pasó por Lecumberri una temporada. David Alfaro Siqueiros, también estuvo preso, en su caso por intentar asesinar a balazos a León Trotsky y Pancho Villa fue encarcelado por motivos políticos en Lecumberri. 

Cuentan los empleados actuales que a veces escuchan los gritos de los prisioneros, los pases de lista de los carcelarios. 

Una visita al Archivo General de la Nación es un recorrido por el siglo veinte de México, un siglo de sangre, mitos y revoluciones.