El Palacio de Cortés en Cuernavaca Morelos como transcribieron los conquistadores españoles el original Cuauhnáhuac, es un inmueble histórico de gran interés desde diversos puntos de vista, ya que es una de las edificaciones más antiguas del siglo XVI y única en su género en el continente americano.

Ocupó un antiguo asentamiento prehispánico tlahuica que funcionaba como un Tlatocayancalli (en náhuatl, “la casa donde concurren los arroyos”), que tenía como función recolectar los tributos de las poblaciones dependientes del señorío de Cuauhnáhuac (“cerca de los árboles”). Fue destruido por los conquistadores y sobre sus cimientos se construyó un monumental palacio castillo. Es quizás uno de los mejores ejemplos de la arquitectura del poder, de una de las jurisdicciones más poderosas después de la Conquista, el Marquesado del Valle de Oaxaca.

En este sentido, marca la continuidad de un importante lugar geográfico y geopolítico que podemos remontar al periodo Posclásico, e incluso más atrás en el tiempo, hasta el colapso de Teotihuacán en el Clásico, la ciudad que ocupó el centro del mundo mesoamericano.

El palacio castillo, construido bajo la dirección de Hernán Cortés reutilizando materiales de las construcciones tlahuicas y mano de obra indígena, es una de las primeras obras de carácter civil y militar erigidas en el nuevo territorio conquistado.

Fue una de las primeras plazas de armas después de la construcción temporal de la de la Villa Rica de la Vera Cruz, su antecedente más cercano. Alberga actualmente, como museo, una importante colección de piezas arqueológicas e históricas, así como uno de los murales más bellos y valiosos de Diego Rivera. Se lo ha querido siempre comparar y relacionar con otras edificaciones de la Península Ibérica, y se ha tratado igualmente de establecerle una referencia directa con el Alcázar del almirante Diego Colón en la Ciudad de Santo Domingo, en la República Dominicana.

Gracias a los trabajos arqueológicos y de recuperación y reconstrucción realizados entre los años de 1971 y 1973, se pudo establecer una secuencia de su desarrollo constructivo a lo largo de seis siglos, así como conocer las diversas funciones y modificaciones que tuvieron y sufrieron estos espacios arquitectónicos.