Con el propósito de hacer conciencia sobre las amenazas que se ciernen sobre estas especies, y para evitar que algunas de ellas se extingan, cada 6 de septiembre, desde 2012, se conmemora el Día Mundial de las Aves Playeras.
Acuáticas y migrantes, las aves playeras constituyen una fauna de variadas formas, tamaños y colorido cuyas poblaciones han mermado de manera alarmante en las últimas décadas a consecuencia del deterioro y pérdida de sus hábitats, por lo que es preciso proteger las rutas por las que se desplazan en un constante movimiento en busca de alimento, abrigo, descanso y anidación.
El reconocimiento de que estos vertebrados estaban en problemas desde mediados de los 80, llevó a la comunidad científica a crear una red de sitios clave para protegerlos: la Red Hemisférica de Reservas de Aves Playeras (WHSRN), iniciativa de colaboración para proteger la integridad ecológica de los hábitats críticos para las aves playeras en las Américas.
Esta red registra hoy 107 sitios de 17 países, y trabajan en la conservación de estas aves por lo menos 422 socios en 15 millones de hectáreas de hábitat para aves playeras. México destaca con 17 sitios, de los cuales 12 se ubican en el Noroeste del país.
WHSRN busca que las redes de sitios que requieren las aves playeras para prosperar se manejen hacia una conservación efectiva, mediante acciones basadas en la mejor información disponible, incluyendo los conocimientos ecológicos tradicionales y locales, lo que resulta en poblaciones y hábitats saludables para las aves playeras que benefician a las generaciones humanas actuales y futuras.
Las acciones de conservación y de manejo de sitios WHSRN se planifican y responden a la mitigación, adaptación y reducción del impacto del cambio climático, y las prácticas tradicionales y culturales son reconocidas, valoradas, respetadas e integradas en las decisiones relacionadas con el manejo de los sitios.
El territorio mexicano ofrece a estas aves humedales que les son de vital importancia para descansar, alimentarse y reemprender el vuelo hacia Centro y Sudamérica, donde hibernan.
Un sitio importante es la Reserva de la Biósfera Marismas Nacionales, corredor biológico ubicado sobre la costa del Océano Pacífico, en el estado de Nayarit, cuyos nutridos bosques de mangle anualmente dan abrigo y alimento a por lo menos 70 mil y hasta más de 100 mil ejemplares de aves acuáticas y playeras, residentes y migratorias.
Pero más importante aún para las aves playeras es la franja de 3 mil kilómetros de litoral costero en la región Noroeste, desde Baja California, pasando por Baja California Sur, Sinaloa, Sonora y Nayarit, donde planicies lodosas, playas arenosas, salitrales, costas rocosas, zonas riparias y ambientes artificiales, ofrecen a las aves el hábitat idóneo para su supervivencia.
No obstante, las 52 especies residentes y migratorias de aves playeras pertenecientes a seis familias del orden Charadriiformes: Jacanidae, Haematopodidae, Recurvirostridae, Burhinidae, Charadriidae y Scolopacidae, como chorlos, ostreros, avocetas, monjas, jacanas, alcaravanes y playeritos constituyen sólo un pequeño grupo respecto del resto de especies de pluma en México, apenas el 5%.
Otras especies que invernan en la región Noroeste de México son el chorlo nevado (Charadrius nivosus), con 1,366 individuos, o sea, 47.1% de su población; el playerito occidental (Calidris maurí) con 613, 714 individuos (17.5% de su población); el picopando canelo (Limosa fedoa) con 152, 285 aves (89.6% de su población total); y la avoceta americana (Recurvirostra americana), con alrededor de 90, 917 aves invernantes (20.2% del total estimado).