Con más de 15 exposiciones tanto individuales como colectivas, el artista visual Óscar Tapia del Ángel muestra, a través de la pintura, sus emociones, conviviendo con seres mágicos, naturaleza y ritos ancestrales.
Originario de la ciudad de Pachuca, Hidalgo, el joven artista dice en entrevista que, con la ayuda de los colores, transforma su experiencia interior en una leyenda gráfica donde suceden muchas cosas y que puede compartir con el público.
Desde niño, comenta, vio a Pachuca como “la tierra sin color”, contrario al pueblo de sus abuelos en la sierra, donde asegura, “yo era más libre, más feliz”.
Y agrega, “nací en Pachuca, pero nunca encontré la inspiración ahí, sino más bien con la familia que yo crecí; mi madre es de la sierra de Veracruz, entonces de ahí nace mucho la inspiración, porque mi obra tiene mucho que ver con el color, con los animales y con algunas tradiciones de México”.
Para Óscar Tapia esos paisajes, tradiciones, y rituales del lugar de donde son sus antepasados le han dado inspiración. Comenta que lugares como Acaxochitlán, donde pasa largos meses, son ideales para la creación de su obra para la cual utiliza diversas técnicas como acuarela, óleo, mural, mixta y fotografía. Estas creaciones, mutan, de acuerdo con los materiales que tiene a la mano.
Su sueño era estudiar Arte, no obstante, maestros le dijeron que no tenía habilidad para ello, por lo que se educó en Diseño. Después, emigró a la ciudad de Oaxaca, donde aprendió a pintar con maestros particulares y en talleres, adquiriendo también conocimientos de grabado, pintura en cerámica y composición.
Acepta que “como todos los artistas tenemos influencias de maestros que nos gustan”, y en su caso siguió los pasos y se inspiró en Leonora Carrington, Francisco Toledo y Jesús Urdieta, tanto en temáticas como en colores.
Con más experiencia, empezó a crear su propio lenguaje, siempre aprovechando los colores: “Eso es lo que le gusta a la gente, que interactúe con el color, aunque a veces intento hacer blanco y negro solamente en grabado, pero tengo necesariamente que intervenir con el color”, sostiene.
De forma individual, su trabajo lo ha llevado a exponer en las galerías Monrroy, en Hidalgo, y Mano Mágica, en Oaxaca; así como en el Centro Cultural Ricardo Garibay, también en Hidalgo. En el extranjero, su obra se ha visto en la Estampería Quiteña, en Ecuador, y la Galería Diluvio, en Barcelona.