Hachikō fue un perro de raza Akita y de color marrón dorado que nació en 1923 y fue adoptado en 1924 por Hidesaburō Ueno, un profesor del departamento de agricultura de la Universidad Imperial de Tokio; Ueno eligió a Hachikō como compañero de vida y lo llevó a vivir con él a Shibuya (Tokio).

Ueno viajaba en tren a diario para ir al trabajo y, Hachikō iba a despedirlo a la estación de Shibuya; la pareja llevaba a cabo esta rutina diaria hasta el 21 de mayo de 1925, cuando Ueno no regresó.

El profesor había sufrido una hemorragia cerebral, mientras daba una conferencia, y murió sin volver a la estación de tren en la que Hachikō esperaba como siempre.

Increíblemente, durante los siguientes nueve años, nueve meses y quince días, Hachikō, que fue adoptado por el jardinero de Ueno, esperaba el regreso de su amigo todos los días, apareciendo precisamente a la hora que el tren, que debía traer a su compañero, llegaba a la estación.

Mucha gente empezó a reparar en que el triste perro iba todos los días con la esperanza de volver a reunirse con su humano y, aunque al principio los trabajadores de la estación no fueron especialmente amables con el desubicado animal, cuando apareció el primer artículo sobre él en Asahi Shimbun el 4 de octubre de 1932, mucha gente empezó a llevarle comida y agua para hacer más soportable la espera.

Durante nueve años, nueve meses y quince días, Hachikō esperaba el regreso de Ueno todos los días…

Hachikō se convirtió en una sensación nacional; su fidelidad a la memoria de su maestro impresionó al pueblo de Japón hasta el punto de convertirse en un símbolo de lealtad familiar al que todo el mundo debía aspirar; hasta un conocido artista nipón hizo una escultura del perro.

Hachikō murió en la estación el 8 de marzo de 1935 con 11 años, fue incinerado y sus restos fueron enterrados en el cementerio de Aoyama, Minato, Tokio, donde descansan junto a las de su amado maestro, el profesor Ueno; curiosamente, el pelaje de Hachikō, que se conservó después de su muerte, se usó para recrear al animal en una figura que se exhibe en el Museo Nacional de Ciencia de Japón en Tokio.